Comprometido como abogado en la defensa de los defensores de los derechos humanos, guerrero de la dignidad humana y activista abolicionista, me beneficié del programa Respiro (Répit), que me permitió una exfiltración en un momento en que empezaba a perder la esperanza, abrumado por un sentimiento de fracaso en mi misión de defensa de los derechos humanos y sus defensores. Yo defiendo los derechos en un contexto particular de estado de sitio, marcado especialmente por el levantamiento de la moratoria sobre la ejecución de la pena de muerte, lo que me valió ser buscado por mi compromiso y mi postura sobre este tema.
Este innovador programa, aunque calificado como "respiro" por el Colegio de Abogados de París, fue mucho más que un simple respiro para mí. En realidad, fue una verdadera panacea. Durante el mes y medio que pasé en la capital francesa, no solo tuve la oportunidad de alejarme del peligro en mi país —una verdadera exfiltración— y de desarrollar mi red profesional, sino que también fui tratado y curado de mis heridas emocionales e internas. Este programa me permitió rearmarme aún más en mi misión gracias a sus diferentes ramas, como la asistencia, el apoyo psicológico y el refuerzo de la seguridad física y digital.
Al partir, me di cuenta de que mi vida había cambiado: hay un antes y un después del programa Répit del Colegio de Abogados de París. No solo sentí que había sido liberado, sino también fortalecido, como si ahora estuviera vacunado e inmunizado. En 45 días, este programa me dio más de lo que mil otras experiencias podrían haberme brindado.
Agradezco profundamente al Colegio de Abogados de París por esta hermosa iniciativa y deseo que beneficie aún más a mis colegas abogados defensores de los derechos humanos. Porque si salimos fortalecidos por cientos, valemos por nosotros mismos miles de guerreros. VS
